ASI NO SE PUEDE SEGUIR. LA HORA DE LOS ARISTEGUI.
En el PP se ha llegado a un punto inconcebible que tienen aturdidos a propios y extraños. Las causas de esta situación a la que hemos llegado son bien sencillas: Por un lado la pérdida absoluta de confianza en el liderazgo de Mariano Rajoy y por otra parte las carencias flagrantes de cauces de participación y opinión en el seno del partido.
La segunda derrota de Rajoy cuando tanto empeño habíamos puesto en la pasada legislatura y a manos precisamente del presidente del gobierno más mediocre que ha tenido la “imberbe” democracia española, ha causado la desesperación de sus electores. La simple sospecha de sucumbir de nuevo en futuras confrontaciones electorales es demoledora. De todo punto descartable la repetición de candidato en estas circunstancias e inimaginable en cualquier sistema democrático de nuestro entorno. (Excepción hecha, claro está, del caso de C. Villalba dónde se ha optado por el carácter vitalicio de la candidatura fracasada popular).
El improbable debate en el próximo Congreso del partido tiene su causa en la renuente y amansada hueste de adictos al dedo electivo que distribuye poltronas, sillones, aposentos, prebendas y troníos.
Puestos a mirar alrededor - no exentos de angustia- para encontrar quien nos salve del posible ocaso del partido, tenemos la constancia de que hay sobrados valores y candidatos más que preparados. Reclamando árnica. Dando un paso al frente y no rehuyendo el peligro.
Las opciones de éxito, desde luego, no pasan por Esperanza Aguirre, a la que tenemos calada en C. Villalba con su desprecio olímpico a lo que eligieron los militantes y se batieron en su nombre contra “tirios y troyanos”, “buitres y hienas”, “prebostes y porquerizos”. No es precisamente, la más indicada para que nos garantice “democracia Interna” y “buenas maneras” al partido. Y para su desgracia y remate, la presidenta de Madrid ha dado una exhibición lamentable de maquiavelismo contra su mismo compañero de partido, Alberto Ruiz Gallardón, que le ha llevado al absoluto rechazo de otras regiones y distritos.
Es la hora de personas experimentadas, jóvenes, dispuestas y espíritu aguerrido. Ya toca el cambio de ciclo. Los Aristegui, San Gil, Nebrera, Costa, Camps, Pons y otros baluartes que hemos tenido el honor de conocer son la opción por las que hay que apostar. La verdadera esperanza. Quizás la última opción.
El futuro no es incierto. Hay salida. A Mariano Rajoy le hemos apoyado hasta la extenuación. Sólo le pedimos coraje, espíritu de sacrificio y un paso valiente de quien ya no puede dirigir este partido.
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Juan Sarraceno -